Corpus Christi ' 2013
"En aquells dies, Melquisedec, rei de Salem,
portà pa i vi." (Gn 14,18)
"Oracle del Senyor el meu Senyor:
- Seu a la meva dreta,
i espera que faci dels enemics
l'escambell dels teus peus." (...)
"Ets sacerdot per sempre
com ho fou Melquisedec." (Salm 109)
"Així, doncs, cada vegada
que mengeu aquest pa i beveu aquest calze
anuncieu la mort del Senyor
fins que torni." (1Co 11,26)
"Jesús els digué:
-Doneu-los menjar vosaltres mateixos.
Ells respongueren:
-Només tenim cinc pans i dos peixos; (...)
Tots en van menjar i quedaren saciats. (Lc 9, 11-17)
PADRENUESTRO
DE LOS ÚLTIMOS.
ORACIÓN
REBELDE
● Padre
nuestro....
¿Nuestro? Sí, nuestro.
Sobre
todo nuestro:
del
hambriento, del desnudo, del inmigrante;
del
abandonado, del sin techo y del toxicómano;
de
la prostituta, del que está en paro y del rechazado;
del
enfermo, físico o mental,
del
último de la fila, del niño utilizado,
del
fracasado...
● Que
estás en el cielo...
¿En el cielo?
en
el cielo o en la esquina del centro comercial,
en
la patera o en el parque de las jeringuillas,
en
la casa que se cae o en el INEM del barrio,
en
la cama del hospital
o
en la máquina tragaperras.
● Santificado
sea tu nombre...
Eso, a ver si es verdad:
Tu
nombre tantas veces manchado,
ultrajado,
despreciado...
O,
lo que es peor, olvidado...
● Venga
a nosotros tu Reino...
Tu reino de amor
(pero
amor del que tú sabes, amor del bueno,
no
el amor adulterado
con
el que nos bombardea a todas horas
la
prensa rosa...)
● Hagase
tu voluntad en la tierra como en el cielo...
Pero
que sea tu voluntad, no la de los políticos,
“los
telebasura” o los peces gordos
o
(perdóname por esta vez) la de algunos
que
se dicen ministros tuyos....
● Danos
hoy el pan de cada día...
El
pan del respeto y de la comprensión,
el
pan del trabajo digno
y
de la igualdad de oportunidades...
● Perdona
nuestras ofensas...
(Si,
nuestras debilidades y errores.)
como
también nosotros perdonamos
a
los que nos ofenden (con sus críticas y menosprecios)...
● No
nos dejes caer en la tentación...
de
“montarnos” la vida sin contar contigo....
● Y
líbranos del mal:
la única lacra
que
podía acabar con nosotros
sería
el sabernos abandonados por ti.
● Amén,
que así sea, Señor.
José
María Escudero, en MJ, 322
ORACIÓN
DE ALABANZA
“Pan
y derechos”
El
pan es un derecho, porque es vida,
el
primero de todos los derechos.
Sin
el pan ¿de qué sirven ideales,
declaraciones
de principios bellos?
Sin
el pan los discursos no alimentan.
El
pan es vida y libertad, es gracia,
y
está llamando al compartir fraterno.
El
pan es para todos, dice Dios,
el
pan no es mío, el pan no es tuyo, es NUESTRO.
Si
no das pan, condenas al hermano,
matas,
dejas morir, ¡son tantos muertos!
Pan
de la tierra, vida del ser humano,
pan
de los campos y del viento,
pan
del sol y del agua, bendición del cielo.
Besa
el pan que florece en tus manos,
parte
el pan, como un sacramento.
Pan
bendito, bendición continuada,
pan
familiar y fraterno.
Pan
de ángeles, maná generoso,
que
se multiplica en tus dedos,
es
pan de mil sabores exquisitos,
es
un pan que sabe a cielo.
Es
el pan y la palabra,
pan
de justicia y de derechos,
pan
de solidaridad y de empatía,
que
se comparte por entero.
Se
hacen pan los hermanos,
al
partirse y compartirse.
¡Delicioso alimento!
Dios
hecho pan, pan divino,
es
Dios que viene a nuestro encuentro
pan
dulce, en el cielo fermentado,
un
pan fuerte y un pan tierno:
amasado
en el seno de María,
pan
entrañable, del corazón alimento,
cocido
en el horno del Espíritu,
pan
vivo y verdadero;
nacido
en Belén, que significa “la casa del pan”,
ofrecido
a los débiles y hambrientos.
Cristo,
pan generoso, Pan Vivo.
Danos
tu Pan, Señor nuestro.
Pan
en todas las mesas del mundo,
pan
en los corazones hambrientos.
Pan
de fuerza y de sentido,
Pan
de amor y de esperanzas.
Pan,
de Dios, sacramento.
"La enseñanza de Jesús tiene mucho que ver con la Comunión que vamos a hacer aquí, porque nos dice que vivamos unidos y que no permitamos que haya nadie a nuestro alrededor que pase necesidad, que no tenga lo necesario para vivir. Por eso hoy, además de todo lo que estamos celebrando, celebramos también el Día de Caritas, con un lema que dice: “Vive sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir”. Vive con sencillez y procura que todos aquellos con los que conviven también lo hagan, para que todos podamos ser un poquito más felices. Y para que entendáis esta reflexión, os voy a contar una fábula, que se llama “La sopa de piedra” y que dice así:
Cierto día, llegó a un pueblo un hombre y pidió por las casa para comer, pero la gente le decía que no tenían nada para darle. Al ver que no conseguía su objetivo, cambió de estrategia. Llamó a la casa de una mujer para que le diese algo de comer. “Buenas tardes, Señora. ¿Me da algo para comer, por favor?”. “Lo siento, pero en este momento no tengo nada en casa”, dijo ella. “No se preocupe, dijo amablemente el extraño, tengo una piedra en mi mochila con la que podría hacer una sopa. Si usted me permitiera ponerla en una olla de agua hirviendo, yo haría la mejor sopa del mundo”. “¿Con una piedra va a hacer usted una sopa? ¡Me está tomando el pelo!”. “En absoluto, Señora, se lo prometo. Deme un puchero muy grande, por favor, y se lo demostraré”. La mujer buscó la olla más grande y la colocó en mitad de la plaza. El extraño preparó el fuego y colocaron la olla con agua. Cuando el agua empezó a hervir ya estaba todo el vecindario en torno a aquel extraño que, tras dejar caer la piedra en el agua, probó una cucharada exclamando: “¡Deliciosa! Lo único que necesita son unas patatas”. Una mujer se ofreció de inmediato para traerlas de su casa. El hombre probó de nuevo la sopa, que ya sabía mucho mejor, pero echó en falta un poco de carne. Otra mujer voluntaria corrió a su casa a buscarla. Y con el mismo entusiasmo y curiosidad se repitió la escena al pedir unas verduras y sal. Por fin pidió: “¡Platos para todo el mundo!”. La gente fue a sus casas a buscarlos y hasta trajeron pan y frutas. Luego se sentaron todos a disfrutar de la espléndida comida, sintiéndose extrañamente felices de compartir, por primera vez, su comida. Y aquel hombre extraño desapareció dejándoles la milagrosa piedra, que podrían usar siempre que quisieran hacer la más deliciosa sopa del mundo.
¿Habéis entendido el mensaje? Aquella “piedra” provocó que aquella gente diera lo mejor de sí misma, lo que todos llevamos dentro. El poder del compartir transformó las excusas de la gente para no dar de comer a aquel hombre en participación, generosidad y solidaridad para que todos, en aquel pueblo, pudieran comer aquel día, gracias a que habían sido capaces de compartir, gracias a que habían actuado unidos, en comunión. "
(cf. EL PODER TRANSFORMADOR DEL COMPARTIR, Pedro Juan Díaz)
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