"Una oportunitat per a la Vida."
Quaresma'2014
2n diumenge de Quaresma
"¡ABRE LOS OJOS!"
"El Senyor va dir a Abram:
-Vés-te’n del teu país, de la teva família i de la casa del teu pare, cap al país que jo t’indicaré. Et convertiré en un gran poble, et beneiré i faré gran el teu nom, que serà font de benedicció. Beneiré els qui et beneeixin, però als qui et maleeixin, els maleiré. Totes les famílies del país es valdran del teu nom per a beneir-se.
Abram se n’anà tal com el Senyor li havia dit." (Gn 12, 1-4a)
" Estimat: suporta juntament amb mi els sofriments a favor de l’evangeli, amb la fortalesa que ve de Déu. Ell ens ha salvat i ens ha cridat amb una vocació santa, no en virtut de les nostres bones obres, sinó per la seva pròpia decisió i per la gràcia que abans dels segles ens havia concedit en Jesucrist. Aquesta gràcia, ara ha estat revelada amb la manifestació de Jesucrist, el nostre salvador, que ha destituït la mort i, per mitjà de l’evangeli, ha fet resplendir la llum de la vida i de la immortalitat."
(2Tm 1, 8b-10)
"Sis dies després, Jesús va prendre amb ell Pere, Jaume i Joan, el germà de Jaume, i se’ls endugué a part dalt d’una muntanya alta. Allí es transfigurà davant d’ells: el seu rostre es tornà resplendent com el sol, i els seus vestits, blancs com la llum. Llavors se’ls van aparèixer Moisès i Elies, que conversaven amb Jesús. Pere digué a Jesús:
- Senyor, és bo que estiguem aquí dalt. Si vols, hi faré tres cabanes: una per a tu, una per a Moisès i una altra per a Elies.
Encara parlava, quan els cobrí un núvol lluminós, i una veu digué des del núvol:
- Aquest és el meu Fill, el meu estimat, en qui m’he complagut; escolteu-lo.
Els deixebles, en sentir-ho, es van prosternar amb el front a terra, plens de gran temor. Jesús s’acostà, els tocà i els digué: -Aixequeu-vos, no tingueu por.
Ells van alçar els ulls i no veieren ningú més que Jesús tot sol.
Mentre baixaven de la muntanya, Jesús els va donar aquesta ordre:
- No digueu res a ningú d’aquesta visió fins que el Fill de l’home hagi ressuscitat d’entre els morts." (Mt, 17,1-9)
¿DÓNDE EL TABOR?
El monte Tabor. La transfiguración. La nube envolvente de la dicha.
La palabra de Dios afirmativa: "En verdad eres mi hijo."
El monte Tabor. ¿Pero dónde está ese
monte?
¿Hay una cima en la tierra que llegue
a tocar el cielo?
¿Hay alguna colina luminosa que aclare una sola de mis dudas?
¿Hay alguna capilla secreta i elevada en la que yo pueda hablar con Dios?
¿Existe la bienaventuranza en la
tierra? ¿Existe Dios?
Y, sin embargo, Jesús sube al monte de
nuevo, con los suyos, a hacer oración.
Y la experiencia se repite.
¿Dónde?
No sé. A lo mejor no es arriba, sino
DENTRO.
A lo mejor la luz está dentro.
A lo mejor la palabra del Padre resuena
dentro, y te repite: Sí, hijo mío.
A lo mejor la alegría viene de dentro.
A lo mejor Dios mio has puesto la solución en mi interior.
¿Dónde?
No sé. A lo mejor no es arriba, sino
AL LADO.
A lo mejor la dicha está en el grupo de hermanos y hermanas.
A lo mejor en los amigos encuentras la
luz y la palabra.
A lo mejor en la familia sientes la nube sagrada del amor que te
envuelve.
A lo mejor el Tabor siempre está junto
a ti, en los demás.
¿Dónde?
No sé, a lo mejor no está arriba,
sino ABAJO.
A lo mejor encuentras la dicha en el
sufrimiento.
A lo mejor Dios desde abajo te
interpela: "Son mis hijos más queridos."
A lo mejor, entre los pobres, te envuelve la nube santa de la
misericordia.
A lo mejor, tú puedes hacer que todo
sea más Tabor.
¿Dónde el Tabor?
No sé. Pero lo encontrarás
si lo buscas de veras,
si te abres a la luz,
si te dejas guiar por el amor;
o tal vez no lo encuentres,
tal vez se te regale cuando dejes de buscarlo,
cuando no corras tanto y Dios te pueda
atrapar,
o tal vez la misma búsqueda sea un
Tabor.
Para que, mi rostro al igual que el
tuyo
sea irradiación del Dios que vive en
mí y tanto quiero
Y, descubriéndolo como mi todo y mi
vida
hable de tal manera con El
que, en el monte de mi existencia,
pueda exclamar: ¡QUÉ BIEN SE ESTÁ
AQUÍ!
CÁMBIAME, SEÑOR
Y, sintiéndome tocado por tu gracia
no acalle ni limite la voz que pregone
tu poder
la voz que cante tus hazañas
la voz que alabe tu santidad y tu
grandeza
CÁMBIAME, SEÑOR
Que cuando la prueba me asalte en el
camino
sepa que, tu presencia, me acompaña
me guía, me consuela y me empuja a
seguir adelante
Que, cuando mire al cielo, como Tú
miraste
crea, escuche y me embargue
la presencia de un Dios que se fía de
mí
que confía en mí y que tanto espera
de mí.
CÁMBIAME, SEÑOR
Siendo testigo de tu reino
de que, otro mundo, todavía es posible
Porque, Tú Jesús, eres el enviado
el Ungido, el preferido, el amado
Aquel que es capaz, por su obediencia,
de cambiar a toda la humanidad.
Dios conoce nuestra debilidad y siempre
viene en nuestra ayuda.
Por eso nos regala experiencias de
Tabor,
aunque haya que escribirlas con
minúsculas:
● Cuando la Palabra de Dios te llega
al corazón;
y sientes como Dios te dice: hijo.
● Cuando la comunión te acerca a las
llagas de Cristo
y te ayuda a empatizar con el hermano.
● Cuando aceptas el dolor como un
sacramento,
y sientes la caricia de Cristo
Crucificado.
● Cuando el encuentro de familia, de
amistad, de trabajo
ha sido gratificante y sentías a Dios
en medio.
● Cuando has llevado a cabo un
trabajo creativo, un servicio generoso,
una meta conquistada, y te parecía una
Pascua.
● Cuando has dado a luz un hijo o
algo, y te parecía Navidad.
● Cuando te has enamorado, y
entendías que Dios es Amor.
● Cuando has perdonado y comprendías
que Dios es Misericordia.
● Cuando has contemplado algo bello,
o una persona de bella de corazón
y te has reconciliado con la vida.
● Cuando has visto personas humildes
y felices, gentes sencillas y felices,
y te convencen que la felicidad no está
en las cosas.
● Cuando piensas en todos quienes
sueñan y trabajan
para que un mundo fraterno sea posible,
y sientes que crece tu esperanza.
● Cuando en tantas cosas, pequeñas o
grandes, descubres
la huella o el susurro de Dios.
Son experiencias de Tabor que nos
consuelan, nos confirman,
y nos hacen crecer en la esperanza.
Después, aunque quisieras retener esos
instantes y sensaciones,
comprenderás que hay que bajar del
monte santo,
y, espontáneamente, serás testigo de
lo que has experimentado..
..como Pedro, Santiago y Juan,
TIENDAS SALVADORAS
"Maestro, ¡Qué bien se está
aquí! Vamos a hacer tres chozas: una para ti, otra para Moisés y
otra para Elías" (9,5)
Se ha debatido mucho sobre esta
palabras pronunciadas por así decirlo, en éxtasis, en el temor,
pero también en la alegría por la proximidad de Dios, ¿Tienen que
ver com la fiesta de las tiendas, en cuyo día final tuvo lugar la
apación? Hartmut Gese lo discute y opina que el auténtico punto de
referencia en el Antiguo Testamento es Éxodo 33,7ss, donde se
describe la "ritualización del episodio del Sinaí": según
este texto, Moisés montó "fuera del campamento" la tienda
del encuentro, sobre la que descendió después la columna de nube.
Allí el Señor y Moisés hablaron "cara a cara, como habla un
hombre con su amigo" (33,11) (...)
La relación con la fiesta de las
Tiendas resulta plausible cuando se considera la interpretación
mesiánica de esta fiesta en el judaísmo de la époc de Jesús. Jean
Daniélou ha profundizado en este aspecto de manera convincente y lo
ha relacionado con el testimonio de los Padres, en los que las
tradiciones judías eran sin duda todavía conocidas y se las
reinterpretaba en el contexto cristiano. La fiesta de las Tiendas
presenta el mismo carácter tridimensional que caracteriza a las
grandes fiéstas judías en general: una fiesta procedente
originariamente de la religión natural se convierte en una fiesta de
conmemoración histórica de las intervenciones salvíficas de Dios,
y el recuerdo se convierte en esperanza de la salvación definitiva.
Creación, historia y esperanza se unen entre sí.
(J. RATZINGER, Jesús de Nazaret)
"Lo que Moisés y Elías no
lograron nunca ver durante el transcurso de sus vidas, a no ser de
espaldas, lo pueden ahora contemplar desde cerca, al descubierto, en
toda su belleza.
Momentos de temor, en cambio para los
discípulos, a quienes habrá que aliviar todavía del escándalo de
la cruz y habrá que confortar aún con el don pascual del Espíritu."
G.PASOTTO, Vida de Jesús, en iconos,
(Madrid, San Pablo, 2006) p.82
"El Señor del Antiguo y del Nuevo
Testamento.
En el momento de la Transfiguración,
el testimonio que ha dado el Hijo ha sido, a la vez, sellado por la
voz del Padre y por la de Moisés y Elías, que aparecen junto a
Jesús como sus servidores. Los profetas miran a los apóstoles
Pedro, Santiago y Juan; los apóstoles contemplan a los profetas. En
un mismo lugar se encuentran los príncipes de la antigua alianza y
los de la nueva.
El santo Moisés ha visto a Pedro, el
santificado; el pastor escogido por el Padre ha visto al pastor
escogido por el Hijo. En otro tiempo, el primero había abierto una
brecha en el mar para que el Pueblo de Dios pudiera pasar entre el
oleaje; el segundo, ha propuesto levantar una tienda para albergar a
la Iglesia. El hombre consagrado del Antigo Testamento ha visto al
hombre consagrado del Nuevo: Elías ha podido ver a Juan. Aquel que
ha sido subido a lo alto del carro de fuego ha visto a aquel que ha
reclinado su cabeza sobre el pecho del Fuego. Y así esa montaña ha
llegado a ser símbolo de la Iglesia: Jesús, en su cumbre, unifica
los dos Testamentos que esta Iglesia recoge, ha dado a conocer quién
es el Señor tanto del Antiguo como del Nuevo." (SAN EFRÉN EL SIRIO, Opera omnia,
p.41)
"El ejemplo del Señor nos invita
a comprender que, sin que podamos dudar de la felicidad prometida, en
las tentaciones de esta vida debemos más bien pedir la paciencia que
la gloria, porque la felicidad del reino no puede ser anterior al
tiempo del sufrimiento. Por eso, cuando Pedro todavía estaba
hablando, desde la nube, una voz decía: Este es mi Hijo, el amado,
mi predilecto. Escuchadlo; "Este es mi Hijo, el cual no hizo
alarde de esta igualdad que tiene conmigo, no reivindicó su derecho,
sino que se anonadó hasta la condición de siervo para poner por
obra nuestro común designio de restaurar el género humano." SAN LEÓN MAGNO, Sermón 51.
"Este es mi Hijo amado
Simón Pedro dice: ¡Señor, quedémonos
aquí! ¿Qué dices, Pedro? Si permanecemos aquí, ¿en quién se
cumplirán estas palabras: Han atravesado mis manos y mis pies? ¿En
quién se cumplirán estas palabras: Se han repartido mis vestiduras,
han echado a suertes mi túnica? ¿Quién realizará el anuncio del
salmo: Por alimento me dieron hiel y para mi sed me dieron vinagre?
¿Cómo se ejecutarán mis promesas, cómo se construirá la Iglesia?
Y Pedro dice aún: Hagamos aquí tres
tiendas, una para tí, una para Moisés, una para Elías. Enviado
para construir la Iglesia en el mundo, Pedro quiere levantar tres
tiendas en la montaña. No ve aún a Cristo más que como hombre, lo
pone a la par de Moisés y Elías.
Hablaban aún, y he aquí que una nube
luminosa los cubrió con su sombra. ¿Ves, Simón, esta tienda
levantada sin esfuerzo? Mientras que los discípulos estaban
desconcertados, una voz venida del Padre se hace oír en la nube:
¡Este es mi Hijo amado, en quien tengo todas mis complaciencias,
escuchadlo! El Padre enseñaba a los discípulos que la misión de
Moisés estaba cumplida: en adelante es el Hijo a quien deberán
escuchar. En la montaña, el Padre revelaba a los apóstoles lo que
les había estado oculto: el que es revelaba al que es, el Padre daba
a conocer al Hijo."
SAN EFRÉN EL SIRIO, Opera Omnia, p.41
Sobre la montaña
Sobre la montaña fueron prefigurados
los símbolos del Reino;
el misterio de la crucifixión fue
anunciado en ella por anticipado,
lo mismo el segundo descenso y la
venida gloriosa de Cristo.
Sí, el Señor ha sido visto hoy en la
montaña;
hoy, la naturaleza humana, creada
primeramente semejante a Dios
pero oscurecida por las deformes
figuras de los ídolos,
ha sido transfigurada en la antigua
belleza del hombre,
hecho a imagen y semejanza de Dios.
Hoy, sobre el monte Tabor, ha aparecido
misteriosamente
la condición de la vida futura y del
reino de alegría.
Hoy, sobre la montaña,
los heraldos de la Antigua Alianza y de
la Nueva Alianza
se han reunido de manera extraordinaria
alrededor de Dios,
como portadores de misterios
admirables;
hoy, sobre el monte Tabor,
el misterio de la Cruz que vivifica por
medio de la muerte
ha sido esbozado:
exactamente como luego
había de ser crucificado entre dos
hombres en el monte Calvario,
apareció divinamente entre Moisés y
Elías.
¡Dios lleno de amor a los hombres!,
te has ocultado en una forma humana.
Verdaderamente eres la Diestra del
Altísimo revelada al mundo.
Eres el Mediador de la Antigua y de la
Nueva Alianza,
el Dios antiguo y el hombre nuevo.
Antíguamente conversaste oscuramente
con Moisés en el monte Sinaí,
y al presente te has transfigurado
visiblemente
en el monte Tabor.
Ser celestial y excelso,
gustas de iluminarnos desde lo alto de
las montañas eternas.
Tú eres el que en el Sinaí
adelantabas las figuras,
y al que Dios hoy sobre el Tabor
proclama y atestigua como el Hijo.
ANASTASIO DEL SINAÍ, Homilía sobre la
Transfiguración.
"Si quieres ver la transfiguración
que tuvo lugar "ante" aquellos que habían subido a lo alto
del monte, situándose aparte y en compañía de Jesús, debes
guardarte de aquel Jesús que a partir de los evangelios es
comprendido de manera ciertamente más sencilla y, como quien dice,
es conocido "según la carne" por aquellos que no se
elevan, con obras y palabras superiores, hasta el alto monte de la
sabiduría; pero que es un Jesús que no debe ser conocido ya "según
la carne", sino que es proclamado como Dios en todos los
evangelios y contemplado en su "condición divina" según
el conocimiento de aquellas personas que se han elevado. "Ante"
ellas se transfiguró Jesús, y no ante ningún otro de acá abajo. Y
cuando se haya transfigurado, también su rostro brillará como el
sol, porque él se manifiesta a los "hijos de la luz" que
han abandonado "las obras de las tinieblas", se han
revestido de las "armas de la luz", no son ya hijos "de
las tinieblas y de la noche", sino que se han convertido en
"hijos de la luz, caminando debidamente como quien camina de
día". Una vez que se haya manifestado, Jesús no brillará
simplemente ante esas personas como sol, sino que además les
demostrará que él es "el Sol de la justicia". ORÍGENES, Comentario de San Mateo,
XII. nº 37
"Vestiduras de Jesús son las
palabras y letras de los Evangelios con las que Él se ha revestido.
Pero yo pienso que son también vestiduras de Jesús las revelaciones
sobre él que encontramos en los apóstoles, vestiduras que llegan a
ser blanquísimas para quienes suben a lo alto del monte en compañía
de Jesús. Pero así como hay diversos grados de blancura, las
vestiduras de Jesús llegan a ser blanquísimas como el blanco más
resplandeciente y más puro de todos: el de la luz.
Así, que, cuando veas que alguien
conoce, no sólo exactamente la divinidad de Jesús, sino que expone
también cualquier texto de los evangelios, entonces no vaciles en
afirmar: para esta persona las vestiduras de Jesús se han convertido
en blanquísimas como la luz.
Pero si el Hijo de Dios transfigurado
se comprende y contempla de modo que su restro brille como el sol y
que sus vestiduras sean blanquísimas como la luz, entonces a quién
ha vista a Jesús en estas condiciones deberían aparecérsele en
seguida Moisés, es decir, la Ley, y Elías, los Profetas, todos los
cuales conversan juntos con Jesús." ORÍGENES, Comentario de San Mateo,
XII. nº 38
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